Reseña de Nana de Ai Yaizawa por María del Refugio García Morales

 Nana y los paralelismos de la vida




Dos jóvenes con el mismo nombre, pero de mundos completamente distintos. Dos destinos que, al cruzarse en el camino, cambiarán las vidas de dos mujeres jóvenes  para siempre y de quienes les rodean. 

Una historia de drama, amor y crecimiento.

Dos mujeres que comparten nombre y apartamento pero que sus personalidades y  finales son completamente diferentes. 

 Así comienza Nana, la obra maestra de Ai Yazawa que nos adentra en la intensidad de la amistad, el amor y la búsqueda de identidad.

El inicio

Todo comienza en un tren. Nana Komatsu, una joven ingenua y soñadora que busca dejar atrás sus fracasos amorosos, y Nana Osaki, una cantante punk que lucha por hacerse un nombre en la industria de la música. Dos mujeres que, aparentemente, no podrían ser más diferentes.

Es en ese tren, en un viaje hacia Tokio, donde las dos Nanas se encuentran por primera vez. Es un encuentro casual, pero cargado de simbolismo. Ambas están en busca de algo: de un nuevo comienzo, de un sueño por cumplir, o quizás, sin saberlo, de una amistad que cambiará sus vidas.

Un manga lleno de simbolismos y escenas que explican de forma muy contundente el desarrollo de la relación de ambas chicas.




Voy a comentar 3 escenas en especifico que marcan a la obra.

El simbolismo en las fresas


Una de las escenas más icónicas del manga ocurre después de que ambas deciden compartir un apartamento en Tokio. Es un símbolo de la cotidianidad que comienza a formarse entre ellas: dos amigas que comparten más que un espacio. Nana Komatsu, a quien apodan "Hachi", compra vasos de fresas para ellas, un gesto pequeño pero significativo que muestra el crecimiento de su relación.

Este momento representa la complicidad que han desarrollado. Los pequeños detalles se convierten en una muestra de afecto y de la vida que ahora comparten juntas. Pero, como todo en Nana, esta calma es solo temporal. 

Más adelante de la obra estos vasos se rompen como un símbolo del cambio en la relación de las Nanas y de sus historias, su relación se romperá y no podrá volver a armarse de la misma forma.

Esto también establece un cambio la historia, marcando un tono más oscuro y un punto de no retorno.


Pensamientos y promesas

"Si Nana fuera hombre, sería el amor de mi vida."

 

A medida que la historia avanza, la relación entre Hachi y Nana Osaki se profundiza de una manera inesperada. Hachi, siempre en busca de amor y seguridad, comienza a darse cuenta de que la persona que más la entiende, la apoya y la complementa es Nana.

Esta reflexión de Hachi muestra lo profundo de su conexión. Aunque no es una relación romántica en el sentido tradicional, su amor y admiración hacia Nana Osaki es tan intenso que cruza las barreras de la amistad convencional. Yazawa nos invita a cuestionar los límites entre el amor y la amistad, y cómo los sentimientos pueden ser más complejos de lo que parecen.


La crueldad de la vida

 


Pero Nana no es solo una historia de amistad y complicidad. También es una obra cargada de dolor y pérdida. Uno de los momentos más desgarradores del manga es la trágica muerte de Ren, el novio de Nana Osaki y guitarrista de Blast.

Ren era el centro del mundo de Nana Osaki. Su muerte la destroza, llevándola a un abismo emocional del que parece imposible salir. Este evento marca un antes y un después en la historia, sumergiendo a los personajes en una espiral de dolor, arrepentimiento y desesperación. 

Ai Yazawa nos muestra cómo la vida puede ser cruel e impredecible, y cómo las decisiones que tomamos, o que no tomamos, pueden tener consecuencias devastadoras.



Una historia inconclusa


Al final, Nana es una historia sobre la vida misma, con todas sus complejidades, altibajos y emociones encontradas. Nos recuerda que las relaciones humanas, sean de amistad, amor o incluso de odio, son lo que realmente define nuestro camino. Y aunque la serie quedó inconclusa, su legado sigue vivo en el corazón de los lectores.

una obra que toca el alma, que celebra el amor y la amistad, pero también nos enfrenta a la inevitable realidad de la pérdida. Si aún no la has leído, te invito a descubrir el universo de Ai Yazawa y sumergirte en la vida de estas dos mujeres que, a pesar de todo, nunca se rinden.

Actualmente la obra está inconclusa, dejando un vacío en los lectores, es inevitable pensar en cuál sería la siguiente escena.

Las posibilidades son tantas, pero nada se siente correcto, al final la obra es tan buena que recomendaría a todos leerla, con la advertencia que al final es algo desgarrador, porque nunca podrás cerrar la historia de estas dos personas.









Comentarios

Entradas populares